En una época en la que casi todos los diseñadores de gran nombre tienen su propia fragancia en el mercado, es curioso ver como Chanel nº5 sigue siendo el perfume por excelencia. Su historia se remonta a 1920, cuando Gabrielle Chanel, reina de las pasarelas parisinas, decide lanzar un perfume, algo insólito en aquella época, pues modistos y perfumistas ejercen profesiones que nada tienen que ver entre sí. Después de varias pruebas, la elegida es la del perfumista Ernest Beaux, cuya propuesta ocupaba el 5º lugar de las recibidas hasta el momento. Gabrielle Chanel no lo dudó, y decidió que ese número tan sencillo sería el nombre de su primer perfume. Del mismo modo, quiso que la sencillez acompañara en el frasco, diseñado por ella misma con líneas depuradas y ángulos curvos geométricos, sobrio como un frasco de laboratorio. Nace Chanel nº5.
Por aquel entonces, nadie podría imaginar que una fragancia creada como regalo navideño para sus 100 mejores clientes, obtendría tal éxito que, sólo un año después, ya se estaba vendiendo a todos los públicos. En la actualidad se estima que, en el mundo, un frasco de Chanel nº5 es vendido cada minuto. El producto cuenta con 19 variedades, sin contar tamaños, donde podemos encontrar el eau de parfum, de toilette, el elixir, crema aterciopelada para el cuerpo, jabones, vaporizador para el cabello, gel de baño… una completa línea que año tras año constata la fidelidad que miles de mujeres otorgan a este perfume. Su aroma es único e inconfundible, y por supuesto, inimitable. La mezcla floral perfecta que recuerda la limpieza del talco.
Chanel nº5 abrió la puerta a fragancias posteriores como Coco Mademoiselle, Chance, Allure, Cristalle, Coco. Pero ninguna pudo contar con la impagable publicidad gratuita que un día, sin pretenderlo, hizo Marilyn Monroe, a quien se le preguntó en una entrevista que se ponía para dormir y contestó: “Sólo 5 gotas de Chanel nº5”