El cuidado facial adquiere un gran protagonismo en la rutina de belleza. En Cremitas enumeramos los beneficios que produce este proceso.
1. Fortalecimiento de la autoestima
El cuidado corporal trasciende más allá del plano físico. Es decir, es un gesto positivo que influye de forma significativa en el autoconcepto y en la autoestima. Factores que, a su vez, están vinculados con la capacidad para apreciar la belleza de gestos, expresiones y rasgos físicos.
2. Mantener la constancia en el cuidado de la piel
Una rutina es clave para crear hábitos de autocuidado que perduran a largo plazo. Y la constancia ofrece beneficios saludables en la protección de la piel. Es un enfoque que se alinea con la filosofía proaging. Envejecer es una experiencia totalmente natural y el paso de los años se hace visible en la evolución del rostro. Pero el envejecimiento natural también se alinea con el autocuidado como componente fundamental para retrasar la aparición de arrugas.
3. La rutina es totalmente personalizada
El cuidado facial contempla diferentes factores que dan lugar a una rutina totalmente personalizada. El estilo de vida, la edad, el tipo de piel y las necesidades propias son algunas de las variables que contempla una rutina adecuada y saludable. Además, es preciso cuidar de una forma más especial aquellas zonas que son más sensibles como el contorno de ojos.
4. Luminosidad, naturalidad, descanso, firmeza y limpieza
La rutina diaria es recomendable para potenciar las propiedades de la piel y la resiliencia cutánea. De este modo, el rostro gana en firmeza, limpieza, juventud y luminosidad.
5. Cuidado diario y nocturno
El cuidado de la piel se prolonga a lo largo del día y de la noche. En cada momento de la jornada, surgen unas prioridades diferentes. Pues bien, la rutina de noche se completa con los beneficios de un buen descanso.