Sabemos que cada mujer tiene su tipo de piel con sus necesidades específicas, por lo que es importante que nuestros tratamientos de belleza sean lo más personalizados posible, aparcando así un poco la tendencia que algunas personas tienen a utilizar los productos que le van bien a alguien de su entorno o aquellos otros que gozan de mayor publicidad. Otro aspecto que debemos de tener en cuenta son las diferentes etapas por las que cada una vamos pasando a lo largo de nuestra vida.
Las mujeres tenemos importantes cambios hormonales que afectan directamente a la calidad de nuestra piel, un embarazo o alcanzar el umbral de la menopausia son 2 de los más notorios porque existen diversos agentes externos e internos que provocan que esos desajustes queden reflejados en nuestro aspecto exterior, produciendo en la piel grandes consecuencias, por lo que cualquiera de estas 2 etapas de nuestra vida es buena para cambiar de tratamiento.
En el caso de la menopausia destacaremos que una piel madura que está pasando los cambios hormonales derivados de la retirada del periodo disminuye notablemente su funcionalidad, ya que durante este proceso la piel produce menos grasa y hay menor actividad vascular por lo que se vuelve más seca, escamada y pierde elasticidad, trayendo como consecuencia que se vuelva más susceptible de arrugarse.
Este tipo de pieles tienen que limpiarse con emulsiones que no contengan jabón y aplicarle tratamientos que sean ricos en retinoides, vitaminas y con un gran poder de hidratación, nutriendo la piel al máximo para lograr restaurar los niveles de grasa y agua. La cosmética actual tiene a tu alcance productos que pueden ser muy útiles para cubrir estas necesidades, tales como Urgence de Plante System, Lift+Hormoderm de Diadermine, Sérénage Nuit de Avène, LXP de SK-II o Revitalizing Supreme de Helena Rubinstein. Productos de diferentes marcas al alcance de diferentes presupuestos.