La elección de una crema hidratante de calidad que se ajusta a las necesidades de tu tipo de piel constituye un hábito de cuidado personal y de bienestar. ¿Qué errores podemos cometer al elegir una crema hidratante?
Creer que todas las pieles necesitan una misma fórmula
Este es uno de los errores habituales. Elegir una fórmula determinada por recomendación de una amiga que comparte contigo su experiencia positiva sobre este producto. Sin embargo, cada tipo de piel es única. ¿Conoces cuál es el diagnóstico concreto que determina las necesidades de tu piel?
Entre las características que debes tener en cuenta en el tipo de producto elegido, no olvides el factor edad. Además, también es muy positivo que te informes sobre cuál es la composición de la crema.
Falta de constancia en la aplicación del producto
Esta ausencia de constancia no solo puede estar motivada por la falta de permanencia del hábito del cuidado de la piel, sino también, por la inercia de cambiar constantemente el producto utilizado. Los resultados de un tratamiento en la piel requieren de un proceso que no se hace visible si no tienes en cuenta ese factor temporal como parte fundamental.
Convertir el precio en el factor diferencial
Esto es lo que ocurre cuando eliges el producto más caro creyendo que a partir de este dato tienes la garantía de que es el mejor para ti en este momento. Pero también se produce el mismo error en el caso opuesto al elegir un producto de baja calidad.
Errores de aplicación
La vulnerabilidad no solo puede residir en la elección de un producto inadecuado para el cuidado de la piel, sino también, en los errores de uso del producto. Por ejemplo, utilizar una cantidad excesiva del producto creyendo que este incremento cuantitativo repercute de manera constructiva en el cuidado.