Hace unos años que el sérum es un producto casi imprescindible en nuestros tratamientos diarios de belleza. Este éxito ha llevado a las primeras marcas de cosmética a seguir investigando y poder obtener así mejores resultados cuyas finalidades sean diferentes. Una sabia combinación de tecnología de ultravanguardia y el regreso a los activos más poderosos de la Naturaleza marcan los nuevos rituales de tratamiento, apostando siempre por una piel radiante y llena de luz. Por ello, debes conocer los dos tipos de sérum que hoy en día se diferencian en el mercado, eligiendo uno u otro en función del resultado que busques: reparación o luminosidad.
– Reparadores: son verdaderos concentrados de vitalidad. Sus estudiadas fórmulas proporcionan poder regenerante, reparador y antiedad. Magníficos resultados con el Abeille Royale, de Guerlain; Sisleÿa, de Sisley; Prodigy Powercell, de Helena Rubinstein; y el Repairwear Laser Focus, de Clinique.
– Luminosos: los tratamientos antiedad más innovadores que mejoran la forma en que la piel devuelve la luz actuando tanto sobre la melanina (pigmento marrón) como sobre la hemoglobina (pigmento rojo de la sangre), lo que da un aire más fresco. Ten en cuenta que la epidermis refleja un 10% de la luz, el otro 90% penetra en la dermis. Con la edad, se absorbe más y se refleja menos, causando una pérdida de luminosidad en el rostro, lo que hace que se vea más apagado. Productos que te ayudarán a aportar la luz necesaria: Sérum de Lumière, de Bulgari; Capital Lumière, de Clarins; Éclat Miracle, de Lancôme; y Cápsulas Intervene, de Elizabeth Arden.
Recuerda que el sérum debes aplicarlo en pequeñas cantidades, con el rostro bien limpio y siempre antes de tu tratamiento habitual. Pequeños toques harán que estimules el riego sanguíneo y que su absorción sea la correcta y el resultado el esperado.