En la industria del perfume encontramos aromas muy diferentes, perfectos para cualquier mujer y cualquier ocasión, desde las veladas más románticas hasta para atender a nuestras rutinas diarias. Perfumes florales, orientales, marinos o afrutados se dan cita en esa inmensa e infinita lista de nombres y propuestas aromáticas que encontramos en las estanterías de medio mundo.
Sin embargo, El perfume de Guerlain, Shalimar, ha conseguido despertar mi curiosidad, sobre todo gracias a unas notas y a un diseño con una clara influencia de la enigmática y mística cultura hindú, una tendencia que se encuentra en muy pocas fragancias.
El majestuoso e inolvidable Taj Mahal sirvió de inspiración a la prestigiosa firma a la hora de crear esta interesante propuesta perfumada. Otro aspecto que me ha llamado la atención es el éxito de una fragancia que lleva bastante tiempo en el mercado, en concreto desde 1925.
Esta maravillosa joya en forma de perfume se ha convertido en una de las tendencias más emblemáticas de la firma gracias a su intenso y sensual aroma, cuyas notas que recuerdan mucho a la India, y no dejarán a ninguna mujer indiferente.
Al igual que su aroma, la historia de esta fragancia es de lo más interesante, ya que los encuentros amorosos de Shah Jahan, un gran Emperador de este misterioso territorio, sirvió de inspiración al genial diseñador Jacques Guerlain.
El nombre del perfume tampoco es mera casualidad, puesto que Shalimar en sánscrito significa templo del amor. Todo esto convierte al perfume en una fragancia sensual y provocativa, capaz de embrujar nuestros sentidos. Por algo Shalimar continúa ocupando un espacio importante en muchos de nuestros tocadores y tiendas de belleza.
Si quieres descubrir ese enigmático aroma tendrás que acercarte a tu comercio habitual y solicitar una muestra de este increíble perfume que fue uno de los primeros en incluir entre sus ingredientes, aromas procedentes del lejano oriente.